Hoy se conmemora el Día Mundial de las Personas Sin Hogar, una fecha que muestra la cara más amarga de la pobreza: el sinhogarismo. Sin embargo, este fenómenova más allá de no tener un techo bajo el que dormir. Supone vivir en condiciones de vulnerabilidad extrema, con una exposición a sufrir humillaciones, violencia y marginación. También implica vivir con lo justo. Con las pocas pertenencias que se apilan en una bolsa o que se acarrean en un carro de la compra que recorre las calles al ritmo de los pies pausados de quien no tiene dónde ir.
El sinhogarismo es un fenómeno que, según cifras oficiales, afecta a cerca de 900.000 personas, unas 30.000 en España, según FEANTSA. Pero lo más probable es que esta cifra sea aún mayor, ya que, a los casos más visibles, es decir, aquellos que improvisan una cama a las puertas de una tienda o los que deciden hacer de un cajero su vivienda, hay que sumar aquellos que se esconden bajo puentes, túneles o cunetas.
Muchas de estas personas se ven en esta situación fruto de problemas relacionados con la salud mental o la drogadicción; pero otras muchas se ven obligadas a vivir en la calle o en situaciones precarias fruto de otras circunstancias como el desempleo, el encarecimiento de la vivienda y del coste de la vida, y la inmigración. Sea como fuere, en lo que sí están de acuerdo las organizaciones que asisten a estos colectivos es que esta problemática, lejos de disminuir, aumenta cada año.
Sin techo, pero no sin abrigo
Es en este contexto donde organizaciones como Acompartir cobran sentido y desempeñan un papel crucial. Desde nuestro banco de productos, único en España, nos dedicamos a recoger productos -nuevos y esenciales-, donados por empresas, que son redistribuidos entre entidades sociales que trabajan directamente con personas vulnerables, incluyendo aquellas que viven en la calle o en infraviviendas.
Al gestionar los excedentes de productos no perecederos de empresas colaboradoras, desde Acompartir logramos poner a disposición de ONG y entidades sociales, artículos que van desde la higiene personal a ropa o calzado, así como otros enseres de primera necesidad para aguantar la vida al raso como mantas o sacos de dormir.
En Acompartir colaboramos con diversas entidades como la Asociación Bokatas, Hogar si, Misioneras de la Caridad, Comedor San Antonio, Fundación Ayuda a una familia, Fundación San Martin de Porres, Fundación Casa Caridad, Centro San Juan de Dios, Zubietxe
suministrándoles enseres de primera necesidad para que éstas puedan centrarse en su labor primordial de ayudar a las miles de personas que carecen de un hogar. Pero más allá de los números, cada persona sin hogar tiene un rostro, un pasado y un futuro que se puede transformar con el apoyo adecuado.
La labor de Acompartir y otras entidades dedicadas a asistir a personas sin hogar es fundamental, pero no es suficiente si no se acompaña de un esfuerzo colectivo. Desde donaciones de productos y alimentos por parte de empresas, a entidades sociales, voluntarios e instituciones públicas. En este Día Mundial de las Personas Sin Hogar, hagamos una pausa para reflexionar y, lo más importante, actuar.