Con motivo del Día Mundial del Medioambiente, repasamos algunas sencillas acciones que podemos llevar a cabo en nuestros hogares para hacer de este planeta un lugar más habitable y duradero.
Cuidar del medioambiente es una preocupación acuciante. El planeta nos está lanzando señales inequívocas de que, si no cambiamos nuestra forma de vida, nuestro mundo, tal y como hoy lo conocemos, estará abocado a desaparecer.
Los efectos del cambio climático son ya evidentes e inequívocos en todo el mundo, desde el Ártico a las regiones más inhóspitas de África, pasando por las grandes ciudades. Según la NASA, la temperatura de la Tierra ha aumentado 1,18 grados centígrados durante el último siglo y la OMM predice que hay un 20% de probabilidad de que ese aumento pase a 1,5°C a partir de 2024. Es lo que se conoce como calentamiento global, producido ni más ni menos que por nuestro modo de vida.
Los efectos son evidentes a la vez que alarmantes. Los océanos se calientan, los glaciares se derriten, el nivel del mar aumenta. Cada vez hay más fenómenos atmosféricos extremos -huracanes, incendios, tornados, terremotos, inundaciones, sequías, etcétera-. Es la forma que tiene la Tierra de hablar.
¿Cuáles son las consecuencias del calentamiento del planeta?
Si los efectos impresionan, las consecuencias atemorizan: la ONU estima que un millón de especies (animales y plantan) están en peligro de extinción y 22 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse a causa de las sequías y las inundaciones. Este clima adverso está poniendo en riesgo los cultivos en un contexto en el que la superficie cultivable y el agua escasean al tiempo que se incrementa la población en todo el mundo. Por si esto no fuera poco, la contaminación envenena nuestro aire, tierra y agua, lo que se traduce en enfermedades y virus letales.
Con este aciago escenario parece que hay poco margen de maniobra, pero lo cierto es que no es así. Gobiernos y empresas tienen en sus manos la obligación de parar el calentamiento global, pero los ciudadanos tampoco podemos excusar nuestra responsabilidad.
Existen pequeños gestos que cada uno de nosotros podemos llevar a cabo en nuestros hogares para luchar contra el cambio climático. Con motivo del Día Mundial del Medioambiente, que se celebra el 5 de junio, repasamos algunos de ellos.
Iniciativas para ser más sostenibles en nuestros hogares
- Consume de forma responsable. Quizás esta sea una máxima un tanto generalista, pero sobre ella descansa la estrategia para ser más sostenibles. Consumir responsablemente comprende no solo consumir lo que se necesita y suprimir lo prescindible, también, que lo que consumamos cause el menor impacto posible al medio ambiente y que provenga de empresas socialmente comprometidas, tanto desde el punto de vista económico, social y medioambiental.
Además de esto, consumir de forma responsable también tiene su aplicación a pequeños gestos cotidianos que tienen que ver con recursos finitos como, por ejemplo, no derrochar agua, ahorrar en electricidad o calefacción, optar por el uso del transporte público en lugar del individual, limitar el uso de papel…
- Recicla. Cada español genera 442 kilos de residuos de todo tipo al año, un 9% que la media de los europeos, según la Universidad EAE Business School. Por supuesto, no todos se reciclan. Según los últimos datos facilitados por Ecoembes, correspondientes al año 2020, los españoles enviamos a las plantas de reciclaje casi 1,5 millones de toneladas de envases domésticos de plástico, brick, metal, papel y cartón. De estos, cada español depositó en 2020 un total de 18,6 kilogramos en el contenedor amarillo y 19,3 kilos en el azul. Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero.
- Reduce el uso de plásticos. Por su versatilidad, durabilidad, flexibilidad, ligereza, su fácil manipulación y su bajo coste, el plástico se ha convertido en el tercer material más utilizado tras el acero y el hormigón.También es uno de los más contaminantes. Su aplicación la encontramos en, prácticamente, todos los sectores y ámbitos de nuestra vida, desde los envases, a la industria farmacéutica, transporte, maquinaria, construcción…Reducir su uso es una obligación inaplazable porque no solo contribuye a la pérdida de biodiversidad, sino que favorece los gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global.
Sustituir las bolsas de plástico por otras de tela o biodegradables, prescindir de plásticos de un solo uso –como platos, cubiertos, vasos, pajitas- o sustituir los envases de plástico por otros de vidrio son solo algunos pequeños gestos que podemos llevar a cabo en nuestras casas.
- Promueve el uso de la economía colaborativa. Este modelo económico basa su razón de ser en prestar, comprar, vender, compartir o alquilar bienes y servicios entre particulares. Su aplicación puede verse ya en muchos sectores de nuestra vida, desde el transporte compartido entre particulares, al intercambio de casas vacacionales, barcos o piscinas; pasando por la compraventa de ropa, muebles, libros, coches y prácticamente todo lo que seas capaz de imaginar.
Adoptar el consumo colaborativo no solo supone un ahorro económico para el consumidor, sino que también estamos contribuyendo a la sostenibilidad y a la mejora del medio ambiente incrementando la vida útil de los productos y evitando la sobreproducción.
- Consume local. Los problemas de abastecimiento generados a raíz de la pandemia o los originados por la invasión rusa a Ucrania han puesto en el foco la necesidad de disminuir la dependencia de otros países, tanto a nivel energético, como alimentario, de consumibles o de materias primas.
Promover el consumo local nos ayudará no solo a tener a nuestro alcance aquello que necesitamos, sino también, fomentará la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero al evitar el transporte de productos desde lugares lejanos.
